Comprende desde el año 800 hasta la llegada de los
españoles.
La principal característica del Posclásico fue el
militarismo. En este periodo hubo gran movilidad de población del Norte,
inestabilidad política, difusión de elementos culturales y procesos de
expansión de poder. El Centro de México es el escenario principal de este
periodo.
El Posclásico está marcado por las migraciones de grupos
provenientes del Norte, agricultores o cazadores-recolectores, llamados
genéricamente chichimecas. Estos nómadas y sedentarios llegaron al Centro de
México, donde asimilaron formas de vida más complejas a las de ellos y se
incorporaron a la vida política. En algunos casos llegaron a tomar el poder,
gracias a su capacidad militar.
La reestructuración política del Posclásico implicó que los
centros de poder no sólo tenían un dominio económico regional a través del
control comercial sino también buscaban un sometimiento que consiguiera poner
bajo su mando a pueblos en condición de tributarios. Esto provocó un clima
generalizado de rivalidades, resistencias y agresiones. El militarismo implicó
que hubiera guerreros profesionales, que la casta militar tuviera gran poder
social y político y que aumentaran considerablemente los sacrificios humanos
para dar un sentido sagrado a las campañas de conquista y expansionismo.